El torero de Orduña se formó en la Escuela de Tauromaquia de València durante dos años y obtuvo un triunfo importante en el año 2012 en el coso de la calle Xàtiva.
Iván Fandiño siempre estuvo dispuesto a dar todo lo que tenía por conseguir su sueño: ser figura del toreo. Un anhelo que se llevó por delante el pasado sábado el toro “Provechito”, número 53, nacido en octubre de 2011 de la ganadería de Baltasar Ibán. El animal no hizo caso al vuelo del capote y viajó derecho al cuerpo del diestro. La pureza era la bandera de su concepto del toreo, enfocado de la forma más difícil porque así lo había interiorizado: en la capeas de las tierras manchegas. En plena juventud quedó prendado por la tauromaquia debido a los encierros de las fiestas populares y la carpeta del instituto que utilizó Fandiño empezó a decorarse con dibujos de cornadas trágicas como las del valenciano Manuel Granero, Paquirri o Manolete. Percances tan duros como el que ha acabado con su vida en la plaza francesa de Aire Sur l’ Adour.

Fandiño habla con los alumnos de la Escuela Taurina de València
A los 16 años en la plaza de toros de Llodio, un municipio de Álava, Fandiño toreó por primer vez. El joven matador, prelado de las películas de Rocky Balboa y lector de Paulo Coelho, no se esperó a aprobar la Selectividad, condición de sus progenitores para ser torero, y se marchó a Sanlúcar de Barrameda para cumplir su sueño. A los 18 años también se inscribió en la Escuela de Tauromaquia de València donde se formó como torero durante dos años y, como muestra de agradecimiento a la ciudad del Turia, en el mes de marzo del año 2014 reunió a los alumnos en la ganadería castellonense de Aida Jovani para realizar una clase magistral.
El coletudo de Orduña debutó en el coso de la calle Xàtiva el año 2011 en un festejo que conmemoraba la festividad del 9 d’ Octubre junto a Ángel de la Rosa y Leandro frente a un encierro de Valdefresno. Al año siguiente cortó dos orejas en la Feria de Fallas gracias a una actuación redonda a base de hondura y emotividad frente a los toros de Fuente Ymbro. El cartel lo completaban Diego Urdiales y David Mora. En la Feria de Julio del mismo curso, el diestro vasco lidió seis toros de diferentes ganaderías tras la baja de Javier Castaño en el mano a mano programado y volvió a salir a hombros. Fandiño fue el nombre y el hombre de la temporada 2012 en València. El torero vasco cortó un trofeo en sendas actuaciones en el ciclo josefino los años 2013 y 2014, año que salió a hombros de Las Ventas con el mismo vestido con el que perdió la vida en la plaza francesa. La última tarde del torero de Orduña en València fue en 2016 junto a Joselito Adame y Juan del Álamo.
Encajó en la afición del coso Monleón por su capacidad para enfrentarse a todo tipo encastes. Porque no es más valiente quien menos miedo tiene, sino aquel que teniendo miedo es capaz de llevar a cabo faenas valientes. Una moneda al aire. Dignidad en carne viva. Aunque hoy la idea de la muerte esta fuera de la conciencia humana, el torero busca crear un arte poniendo su vida en juego. Un diestro no solo debe parecerlo, sino serlo. Es decir: nacer para ser. Y serlo en cuerpo y alma. Iván Fandiño es un ejemplo y la plaza de València lo disfrutó. Gloria a los hombres valientes que dan la vida por lo que aman.
Jaime Roch
(Artículo publicado en el periódico LEVANTE-EMV en la edición de papel de 19.06.2017, Valencia)