El honor de la bravura

Los ejemplares más bravos que se han lidiado en San Isidro pertenecen a cuatro encastes diferentes: Pepe Moral lidió a “Chaparrito” de Adolfo Martín (Albaserrada-Saltillo), El Juli a “Licenciado” de Alcurrucén (Núñez), Paco Ureña a “Cuba ll” del Puerto de San Lorenzo (Lisardo-Atanasio) y Luis David Adame a “Ombú” de Juan Pedro Domecq (Domecq). La clase y la emoción en sus embestidas han levantado clamores entre la afición de Las Ventas.

Pepe Moral y «Chaparrito» de Adolfo Martín en Las Ventas. / Foto: Plaza1

  • “Chaparrito” de Adolfo Martín

“Chaparrito”, número 1. Su marca de camada parece haber augurado su destino en el cuadro de honor de la bravura de este San Isidro. Un cárdeno largo y bajo, abierto de cara, corniveleto y cinqueño que saltó en quinto lugar durante la corrida de Adolfo Martín. El ganadero explica al otro lado del teléfono -sin echarse flores pero emocionado- que fue “bravo, humilló y tuvo ese temple tan característico de este encaste. Esa forma de humillar profunda, fija, sin violencia y con el empuje de llevar el hocico por delante. Ahora le llaman ritmo a ese temple pero el toro puso a toda la plaza de acuerdo menos al presidente”. El criador afirma que “no darle la vuelta al ruedo es un despropósito pero yo lo hubiera indultado porque me valía para padrear. Hay un detalle que demuestra su bravura: el picador le hizo un corte en lateral en el primer puyazo y el animal no se afligió en ningún momento sino que fue a más en la muleta”.

El toro es hijo del semental “Murcianito”, número 45, y de la vaca “Chaparrita”, número 195. Este ejemplar estuvo en los corrales de la plaza de Mont de Marsan el año pasado pero no entró en la corrida porque enchiqueraron otros seis y “ahora me alegro de que volviera al campo para ser liado en Las Ventas. Parece que es un desprestigio para los toreros lidiar toros cinqueños pero tienen más potencia y son mejores. «Chaparrito» lo ha demostrado”, asegura. Sobre la faena de Pepe Moral, Adolfo Martín manifiesta que “mandó sobre el toro y le bajó la mano muy bien. Si no pincha, sale en hombros aunque esa oreja que cortó seguro que le sirve para entrar en los carteles”, concluye el criador. Adolfo Martín mandó a disecar la cabeza de “Chaparrito” y ya tiene una corrida apalabrada para a próxima Feria de Otoño en Las Ventas. Su número de camada fue el honor de la divisa verde y roja.

  • “Licenciado” de Alcurrucén 

“Licenciado”, número 122, de la ganadería de Alcurrucén, también será recordado como uno de los mejores toros de este San Isidro. Colorado ojo de perdiz de pinta, de 530 kilos, muy astifino y de hechuras armónicas fue el animal que recibió el honor de una ovación de gala por su brava condición. El encuentro con El Juli fue para la historia. Pablo Lozano, ganadero de Alcurrucén, afirma a Levante-EMV que “Licenciado” fue un toro “muy completo por su entrega, transmisión y recorrido en la muleta. Siguió los vuelos de los trastos hasta el final, mantuvo su ritmo y duró mucho en una muleta tan exigente como la de El Juli”. El criador asegura que ese tipo de animales “son los esenciales para la fiesta de los toros por la emoción que tuvo su embestida, con casta y fiereza, y no como algunos de los toros que han salido esta feria, mansos y con exceso de peso”.

Este “Licenciado” cotizaba al alza en El Cortijillo, finca toledana donde pastan los pupilos de los Lozano: “Estaba reseñado para la Semana Grande de Bilbao pero mi hermano José Luis hizo que entrara en Las Ventas y no se equivocó porque el toro tenía unas hechuras muy buenas y en la plaza no nos defraudó”, cuenta el ganadero.

Sobre la obra de El Juli, Pablo Lozano explica que “fue una lucha de poder a poder porque el toro demostró bravura y necesitaba un torero que no le dudara por las ocho arrancandas seguidas que tenía. El Juli estuvo fenomenal, cada vez que exigía al toro, el animal respondía mejor”.

“Dentro de la exigencia de Madrid, creo que el toro se mereció la vuelta al ruedo porque cumplió en el tercio de varas, a pesar de que los Núñez son fríos de salida, y en la muleta fue a más. La media estocada de El Juli frenó que el presidente sacara el pañuelo azul. En Sevilla hubieran pedido su indulto porque la embestida se parecía a la de ‘Orgullito’ de Garcigrande”, argumenta Lozano.

El alcurrucén es hijo de “Chalán”, número 96, uno de los padres de la ganadería que ya ha fallecido, y de la vaca “Licenciada”, número 360. Los hermanos Lozano quieren echar a las vacas un hermano de los “Licenciados” para no perder la importante reata. La historia de los toros memorables de esta ganadería en Las Ventas es tan larga como importante. El año pasado lidió a “Barberillo”, al que Ginés Marín cortó dos orejas y a “Licenciado”, hermano del toro de El Juli por parte de madre y padre que le tocó en suerte a Juan del Álamo: “El ‘Licenciado’ de este año me gustó más porque tuvo una embestida más viva, más brava. Es uno de los toros más completos de Alcurrucén que he visto en Las Ventas aunque el mejor no se me olvida porque fue uno que le tocó en suerte a Luguillano”, concluye Pablo Lozano. La regularidad de Alcurrucén continúa en Madrid, una vacada diferente que garantiza el éxito.

  • «Cuba II» del Puerto de San Lorenzo

“San Isidro es el mejor escenario del mundo para lidiar un gran toro”, manifiesta José Juan Fraile a Levante-EMV, ganadero del Puerto de San Lorenzo, que lidió a “Cuba II” como segundo de su tarde en Madrid. Un toro bajo, acapachado de pitones y astifino que salió frío, repitió en el capote, empujó en el tercio de varas, apretó en banderillas y respondió por ambos pitones en la muleta de Paco Ureña.

El criador salmantino afirma que Cuba II “fue un gran toro porque aunó virtudes como la fijeza, prontitud, galope y transmisión. Empujó la muleta hasta el final con entrega y humillación”. José J. Fraile explica que las características que demostró el toro son fruto de “la bravura, esa forma de responder incansablemente al sometimiento del torero”. Su padre es un semental nuevo, de nombre “Cigarrero”, número 76, que volverá a llevar sus hijos a la Feria de Otoño, Salamaca o Saint-Sever (Francia).

El ejemplar del Puerto de San Lorenzo pertenece a la familia de Los Cubanos, en la línea Lisardo: “Esos productos son acucharados de cuerna, ancho de cabos y de pelo rizado y basto, además, son menos abantos de salida. El toro de Atanasio, al contrario, es más fino, más lavado de cara y más frío de inicio”, aclara el criador. “Nos llena de orgullo poder triunfar con el encaste Atanasio Fernández-Lisardo Sánchez, unos toros de procedencia distinta a la que se impone actualmente en las ferias”, sentencia Fraile. Su orgullo es el honor de una estirpe histórica: Atanasio Fernández-Lisardo Sánchez.

  • “Ombú” de Juan Pedro Domecq

“Ombú”, de Juan Pedro Domecq, ha sido otro toro importante en San Isidro. Un cinqueño jabonero de buenas hechuras que repitió en el capote, se dejó pegar en varas después de arrancarse con prontitud en los dos puyazos y mantuvo su buena condición en la muleta de Luis David Adame. El joven hidrocálido supo entenderlo para cortarle una oreja merecida.

“Es el toro más completo que he lidiado en Las Ventas porque sus virtudes son muy difíciles de encontrar. La bravura es esa capacidad de lucha de principio a fin de la lidia y la clase esa embestida humillada con la voluntad de coger la muleta. La condición de ‘Ombú’ fue una amalgama entra la bravura y la clase porque tuvo humillación, poder, transmisión y profundidad. Se empleó hasta el final del muletazo y tuvo duración”, explica Juan Pedro Domecq a este periódico.

Su destino era Madrid por la preciosa morfología que traía el animal pero el ganadero tuvo que “evitar que se lidiase en Málaga y Zaragoza el año pasado porque todos lo querían en su corrida”, revela. “Arrempuja”, número 177, es el padre de “Ombú”, “el semental más contrastado que tengo en la ganadería” y pertenece a la reata de “las Serpientes”, cuya característica es “un ritmo especial en su embestida”. Juan Pedro Domecq recuerda una hermana de “Ombú”, de nombre “Vívora”, que fue “extraordinaria por la cadencia con que cogía la muleta. La tentó Enrique Ponce y tengo su faena grabada. Todas las becerras de esa familia tienen un 9 o 10 de nota en la muleta”. Sus hermanos ya están colocados en plazas como Alicante, Córdoba, Logroño, Málaga y Ronda.

Sobre la actuación de Luis David, el ganadero argumenta que “estar a la altura de un toro así en la segunda corrida que torea en Las Ventas dice mucho del potencial que tiene. Creo que si la espada cae mejor, corta las dos orejas”. «Chaparrito», «Licenciado», «Cuba II» y «Ombú» demostraron con sus embestidas que la bravura deja la huella del recuerdo. Un honor que solo le pertenece al toro de lidia.

Jaime Roch

(Entrevistas publicadas en el periódico LEVANTE-EMV en la edición de papel a lo largo del mes de mayo de 2018, Valencia)