El honor de un brindis

ponceEn un mes, si todo va dentro de lo previsto, Enrique Ponce podría estar recuperado para reaparecer. Quiere llegar a Sevilla, donde tiene dos tardes, y por supuesto a Madrid.

Brindó la faena de ese toro a la persona que más habrá echado de menos y la más importante en su carrera taurina, su abuelo. Una auténtica lección de lo que hacen los toreros grandes dio Enrique Ponce el pasado 18 de marzo en la Feria de Fallas con la que conmemoraba su vigésimo quinta temporada como matador de toros: se jugó la vida y refrendó el triunfo. Después de hacer un gran faena, atesorada de un toreo majestuoso con un poderío demoledor a un toro de Victoriano del Río, se tiró a matar como si su carrera dependiera de ello y en el suelo su antagonista le propinó una cornada de 25 cm. en la axila derecha incluida de fractura de clavícula izquierda y un puntazo. La cornada respetó las estructuras vitales, entró por la parte posterior de la axila, pasando entre el pulmón y la clavícula y llegó hasta el cuello a pocos milímetros de los vasos importantes que ahí residen como son la Carótida o la Yugular del cuello.

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La clavícula izquierda de Enrique Ponce reconstruida después de la operación

La cornada tiene buen aspecto y la clavícula izquierda fue operada el pasado jueves. Hay una notable mejora y la evolución es favorable. Ha empezado el proceso de rehabilitación e incluso  ha dibujado algunos muletazos al viento con una toalla.

Enrique Ponce afirma: «Ver asomar los dos pañuelos del presidente me dio muchísimo alivio para entrar al quirófano de la enfermería. Era consciente de que tenía las dos orejas cortadas y tenía que matar al toro bien. Entré consciente de que me la jugaba y el toro me prendió por la banda del vestido y me quedé enganchado. La mala suerte es que hizo por mí en el suelo y me dio la cornada en la axila».  

Jaime Roch

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